viernes, 12 de octubre de 2007

DICTADURA : BOLIVIA (SEGUNDA PARTE)

REGIMEN DE RENE BARRIENTOS:Durante su gobierno nombró el criminal nazi Klaus Barbie, que se hacía llamar en Bolivia Klaus Altmann, presidente de la sociedad naviera del estado (transmaritima). En la época la sociedad contaba con un solo barco que, según informaciones reservadas, se dedicaba al comercio internacional ilegal de armas.

Barbie fue nombrado también por Barrientos asesor de los servicio de inteligencia de Bolivia.

Particularmente elevados el números de víctimas de su dictadura. Según amnistía internacional, solo entre 1966 y 1968 se ejecutaron entre 3.000 y 8.000 asesinatos por parte de escuadrones de la muerte.

Pereció en un extraño accidente de helicóptero a la edad de 50 años mientras estaba en ejercicio del mando presidenciaL.


GUERRILLA ENCABEZADA POR EL HEROE , ERNESTO RAFAEL GUEVARA DE LA SERNA:

A fines de julio, en un lugar de la provincia de Pinar del Río, en el occidente de Cuba, se efectúa el primer encuentro del Che con el grupo de internacionalistas cubanos seleccionados para combatir en Bolivia. El Che se presenta prácticamente irreconocible ante ellos, quienes al percatarse de su verdadera personalidad manifiestan una enorme alegría. Con un pasaporte a nombre de Luis Hernández Gálvez y transformado físicamente, el Che sale de Cuba. Inicialmente llega a Moscú y de ahí se dirige a Praga con un pasaporte uruguayo, a nombre de Ramón Benítez Fernández. Después viaja en tren a Viena y de ahí, con otra identidad, en este caso con el pasaporte del supuesto comerciante uruguayo Adolfo Mena González, se dirige a Brasil y seguidamente hacia Bolivia. El 4 de noviembre llega el Che a la ciudad de La Paz, Bolivia. Cuenta con una credencial otorgada por la Dirección Nacional de Informaciones de la Presidencia de la República de Bolivia, que lo acredita como un enviado especial de la Organización de Estados Americanos (OEA), con vistas a realizar un estudio sobre las relaciones económicas y sociales presentes en las zonas rurales de Bolivia.
Después de haberse reunido con varios cubanos que desde hacía algún tiempo se encontraban en la capital boliviana, y también sostener contactos con integrantes de la red de apoyo urbano existente en La Paz, el Che parte hacia la zona de Ñacahuazú, en el Departamento de Santa Cruz. En unión de otros cubanos el Che llega a una finca de Ñacahuazú, a unos 255 kilómetros de la ciudad boliviana de Santa Cruz, y a unos 25 de Lagunillas. La casa de la finca estaba situada a unos 100 metros del río Ñacahuazú. "Hoy comienza una nueva etapa. Por la noche llegamos a la finca. El viaje fue bastante bueno. Luego de entrar, convenientemente disfrazados, por Cochabamba, Pachungo y yo hicimos los contactos y viajamos en jeep, en dos días y dos vehículos. Al llegar cerca de la finca detuvimos las máquinas y una sola llegó a ella para no atraer las sospechas de un propietario cercano, que murmura sobre la posibilidad de que nuestra empresa esté dedicada a la fabricación de cocaína..." En marzo de 1966 viaja a Bolivia el primer cubano del grupo internacionalista, capitán José María Martínez Tamayo (Ricardo), con la misión de preparar las condiciones para la llegada del Che y los demás integrantes de la guerrilla. Por esta fecha llegan a Bolivia el capitán Harry Villegas Tamayo (Pombo) y el teniente Carlos Coello (Tuma). Este último, en compañía del revolucionario boliviano Roberto Peredo Leigue (Coco), compra la finca de Ñacahuazú.
En septiembre se produce el arribo del capitán Alberto Fernández Montes de Oca (Pachungo). Ya en octubre comienza el acondicionamiento de la finca de Ñacahuazú, en espera de los combatientes. El predio estaba situado a unos pocos kilómetros al norte de Lagunillas, capital de la provincia de Cordillera, en el departamento de Santa Cruz. Posteriormente, los guerrilleros se trasladan a un nuevo campamento situado a pocos kilómetros de la "casa de calamina", nombre que se le dio a la cabaña con techo de calamina construida inicialmente en la finca de Ñacahuazú. En los alrededores se hicieron cinco cuevas: una para los servicios médicos y las otras para medicamentos, víveres, la radio y la quinta como reserva. El 20 de noviembre llegan el comandante Antonio Sánchez Díaz (Marcos) y el capitán Eliseo Reyes Rodríguez (Rolando). Una semana más tarde, Coco conduce en un jeep hasta el campamento al comandante Juan Vitalio Acuña Núñez (Joaquín) y al primer teniente Leonardo Tamayo Núñez (Urbano), ambos cubanos, y al boliviano Freddy Maymura Hurtado (Ernesto). El mismo día 27 Coco condujo hasta la zona de Ñacahuazú a otros dos cubanos: el primer capitán Manuel Hernández Osorio (Miguel) y el teniente Israel Reyes Zayas (Braulio). Junto con ellos llegó el boliviano Guido Alvaro Peredo Leigue (Inti). Continúa el arribo de internacionalistas cubanos el 11 de diciembre: comandante Gustavo Machín Hoed de Beche (Alejandro), capitán Daniel Alarcón Ramírez (Benigno, quien en 1996 traiciona a la Revolución cubana asilándose en Francia), primer teniente Octavio de la Concepción de la Pedraja (Moro), y teniente René Martínez Tamayo (Arturo). También se incorporan los bolivianos Lorgio Vaca Marchetti (Carlos), Orlando Jiménez Bazán (Camba) y Julio Luis Méndez (Ñato). El 12 de diciembre fue un día trascendente. "Le hablé a todo el grupo, "leyéndole la cartilla" sobre la realidad de la guerra. Hice hincapié en la unicidad del mando y en la disciplina y advertí a los bolivianos sobre la responsabilidad que tenían al violar la disciplina de su partido para adoptar otra línea.
Hice los nombramientos que recayeron en: Joaquín, como segundo jefe militar: Rolando e Inti, como comisarios; Alejandro, como jefe de operaciones; Pombo, de servicios; Inti, finanzas; Ñato, abastecimientos y armamentos; por ahora, Moro de servicios médicos", anota el Che en su Diario. El 19 de diciembre llegan al campamento los capitanes Orlando Pantoja Tamayo (Antonio) y Jesús Suárez Gayol (Rubio). También se incorpora el boliviano Apolinar Aquino Quispe (Polo). El 31 de diciembre visita el campamento Mario Monje, secretario general del Partido Comunista de Bolivia (PCB), quien se entrevista con el Che. Monge plantea tres condiciones, entre las cuales incluye la de ejercer la dirección político-militar de la lucha mientras la revolución tuviera un ámbito boliviano.
El Che relata en su Diario que sobre este punto le dijo que no podía aceptarlo de ninguna manera, y agrega: "El jefe militar sería yo y no aceptaba ambigüedades en esto". Respecto a las otras cuestiones, referidas a la línea futura del PCB y las relaciones con otros partidos comunistas sudamericanos, señaló sus puntos de vista diferentes a los de Monge, aunque dejando a éste en libertad de hacer lo que estimase más conveniente. Al día siguiente Monge retorna a La Paz y todos los bolivianos ya incorporados, incluido Antonio Jiménez Tardío (Pedro), que llegó con el Secretario General del PCB, deciden quedarse en la guerrilla. El fin del año 1966 coincide con el arribo al campamento de la internacionalista Haydée Tamara Bunke Bider (Tania), la joven revolucionaria de nacionalidad argentina que llegó a Cuba en 1961, procedente de la República Democrática Alemana, para ayudar a la naciente revolución socialista y el movimiento de liberación latinoamericano. Por instrucciones del Che, Tania se hallaba radicada en Bolivia desde dos años antes y constituía un extraordinario apoyo para la guerrilla. A mediados de enero de 1967 se incorporan tres nuevos combatientes bolivianos: Benjamín Coronado Córdova (Benjamín), Eusebio Tapia Aruni (Eusebio) y Walter Arancibia Ayala (Walter). Otro refuerzo lo constituyó Aniceto Reinaga Gordillo (Aniceto), quien junto con Pedro se encargó de impartir clases de quechua a los guerrilleros. Durante este mes el Che redacta un documento titulado "Instrucciones a los cuadros destinados al trabajo urbano", que envía a La Paz con Loyola Guzmán, tesorera del movimiento insurgente. Por su parte, el dirigente minero Moisés Guevara (Moisés) visita el campamento y se compromete con el Che a regresar con un grupo de sus compañeros, promesa que se materializó pocas semanas después. Febrero comienza con una caminata que estaba programada para 20 días, pero que en la práctica duró 47. Los objetivos de este ejercicio eran dar un fuerte entrenamiento a todos los integrantes del grupo guerrillero, examinar la posibilidad de formar núcleos campesinos de apoyo y, por último, conocer en detalle la zona de operaciones. Durante la marcha murió ahogado Benjamín, al intentar cruzar el Río Grande.
En los primeros días de marzo Tania trae al campamento al escritor francés Regís Debray, autor de varios libros sobre las experiencias revolucionarias en América Latina, y al pintor argentino Ciro Roberto Bustos, un enlace de la guerrilla que más tarde se convirtió en delator al caer preso junto con Debray y ser interrogado por los militares bolivianos. Por esta fecha regresa al campamento Moisés Guevara y trae a los nuevos reclutas: Simeón Cuba (Willy), Francisco Huanca (Pablito), Raúl Quispaya (Raúl), Casildo Condori Vargas (Víctor), Pastor Barrera Quintana (Daniel), Vicente Rocabado Terrazas (Orlando), José Castillo Chávez (Paco), Julio Velasco Montaño (Pepe), y Salustio Choque Choque (Salustio). En marzo también ingresan al destacamento los bolivianos Hugo Choque Silva (Chingolo) y David Adriazola Veizaga (Darío). El 10 de marzo se reporta en La Paz que fuerzas del ejército ocuparon la "casa de calamina", que había sido la primera base de la guerrilla. Al día siguiente desertan dos reclutas traídos por Moisés Guevara, son Orlando y Daniel, que al ser detenidos revelan a los militares la posibilidad de que el Che se encuentre en Ñacahuazú junto con otros extranjeros. La segunda baja de la guerrilla también se produjo por accidente, cuando el joven boliviano Carlos, que había cursado estudios universitarios en La Habana, fue arrastrado por la corriente del río Ñacahuazú. Por otro lado, el ejército apresó a Salustio cuando realizaba su primera misión como mensajero y confirma a sus captores las declaraciones de los anteriores delatores sobre los preparativos guerrilleros.
El 20 de marzo regresa el Che al campamento al término de la caminata y se encuentra con tres nuevos internacionalistas, los peruanos José Restituto Cabrera Flores (El Negro), de profesión médico; Juan Pablo Chang (El Chino), cuya presencia en Ñacahuazú estaba relacionada con el reinicio de la lucha armada en Perú; y Lucio Galván Hidalgo (Eustaquio). Otros tres bolivianos también se habían incorporado recientemente al grupo: Jaime Arana Campero (Chapaco), Mario Gutiérrez Ardaya (Julio) y Antonio Domínguez Flores (León). El 21 de marzo fue definido por el Che como "un día de acontecimientos guerreros" y la acción comenzó cuando una sección del ejército cayó en una emboscada de los guerrilleros. El combate fue el bautismo de fuego para el naciente Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Bolivia, nombre con el cual se identificó el grupo revolucionario en el comunicado número 1 dirigido al pueblo boliviano. Al día siguiente se produjo un bombardeo de la aviación militar sobre la zona donde se encontraban los guerrilleros, sin provocar daño alguno. Al finalizar el mes, el Che consideró que se había cumplido a cabalidad la etapa de consolidación y depuración de la guerrilla. Asimismo anota en su diario, al hacer el acostumbrado balance del mes, que en marzo se inició la lucha con "un golpe preciso y espectacular, pero también jalonada de indecisiones groseras antes y después del hecho" y el ejército comenzó la contraofensiva con tendencia a establecer controles que aíslen a la guerrilla. "Evidentemente --agrega el Che--, tendremos que emprender el camino antes de lo que yo creía y movernos dejando un grupo en remojo y con el lastre de cuatro posibles delatores. La situación no es buena, pero ahora comienza otra etapa de prueba para la guerrilla, que le ha de hacer mucho bien cuando la sobrepase". El 4 de abril, previo bombardeo de la aviación, el ejército ocupó el segundo campamento del Che, pero ya el jefe guerrillero y sus hombres lo habían abandonado para dirigirse a la localidad de Gutiérrez. El segundo combate ocurrió el 10 de abril en Iripití y en la acción, no obstante su resultado favorable para el ELN, se produjo la tercera baja de la guerrilla: Jesús Suárez Gayol (Rubio).
Sus compañeros lo hallaron ya agonizante, con el fusil Garand trabado y una granada con la espoleta suelta, pero sin estallar. El día 11 fue enterrado y el 12, el Che reunió a todos los combatientes "para hacer una pequeña recordación del Rubio y significar que la primera sangre derramada fue cubana". En el acto por el noveno aniversario del triunfo de la Revolución, efectuado en La Habana, Fidel Castro hace referencia al Che al señalar en el discurso que pronunciara en esa oportunidad: "Y nuestro mensaje especial y cálido, porque nos nace de muy adentro, de ese cariño nacido al calor de nuestras luchas, nuestro mensaje, en cualquier sitio del mundo donde se encuentre, al Comandante Ernesto Guevara y a sus compañeros. Los imperialistas han matado al Che muchas veces en muchos sitios, pero lo que nosotros esperamos, lo que nosotros esperamos es que cualquier día, donde menos se lo imagine el imperialismo, como Ave Fénix, renazca de sus cenizas, aguerrido y guerrillero y saludable, el Comandante Ernesto Guevara; y que algún día volveremos a tener noticias muy concretas del Che." En la selva boliviana el Che escucha lo señalado por Fidel y en su diario refleja la significación y emoción que le causa lo expuesto por el máximo dirigente de la Revolución cubana. "…Se refirió a nosotros en términos que nos obligan más aún. Si cabe." En La Paz, el gobierno emitió un decreto donde proscribe las actividades del Partido Comunista y el Partido Obrero Revolucionario. Además declara zona militar varias provincias de los departamentos de Chuquisaca y Santa Cruz. Junto con esta medida desató la represión en las ciudades y confinó a numerosos revolucionarios en campos de concentración ubicados en lugares apartados del país. Mientras tanto, el ELN denunció en el comunicado número 2 que el régimen boliviano había solicitado asesores norteamericanos para hacerle frente a la guerrilla. El 17 de abril, el Che organizó dos grupos. Uno de ellos, con 17 hombres al mando de Joaquín, permanecería tres días en la zona para luego encontrarse con el del Che, que con 26 efectivos marchó hacia la localidad de Muyupampa, en cuyas inmediaciones dejaron a Debray y Bustos para que intentasen salir de Bolivia.
Sin embargo, el ejército apresó a los dos hombres. Tampoco se llegó a cumplir el plan del reencuentro y los dos grupos guerrilleros no volvieron a tener contacto. En la segunda quincena de abril se registran dos choques con tropas bolivianas. En uno de ellos resulta herido Jorge Vázquez Viaña (Loro), lo capturan y es torturado hasta causarle la muerte. El 25 de abril, en un lugar conocido por El Mesón, cae en combate Eliseo Reyes (Rolando). Con su coraje acostumbrado se colocó en la posición más difícil a la salida de una cueva y enfrentó directamente a un ametralladorista enemigo, que le disparó varias ráfagas. Un balazo le partió el fémur y todo el paquete vásculonervioso, lo cual provocó una hemorragia incontenible. "Hemos perdido al mejor hombre de la guerrilla y naturalmente, uno de sus pilares", escribió el Che en su Diario. Y agrega: "Hemos perdido el mejor hombre de la guerrilla, y naturalmente, uno de sus pilares. Compañero mío desde que, siendo casi un niño, fue mensajero de la columna 4, hasta la invasión y esta nueva aventura revolucionaria. De su muerte oscura sólo cabe decir, para un hipotético futuro que pudiera cristalizar: "Tú cadáver pequeño de capitán valiente ha extendido en lo inmenso su metálica forma." La guerrilla continúa su marcha a pesar de los controles militares que intentan inmovilizarla y el 8 de mayo entabla combate en la zona de Tres Cabezas con efectivos militares, a los que causa 10 bajas, entre ellos tres muertos y dos heridos. A fines de mayo toman durante varias horas el poblado de Caraguatarenda y pasan por varios caseríos donde adquieren alimentos y sucesivamente ocupan dos camiones y un jeep, que por la falta de combustible y roturas abandonan por el camino. En las características del mes el Che apunta: "Falta completa de incorporación campesina, aunque nos van perdiendo el miedo y se logra la admiración de los campesinos. Es una tarea lenta y paciente". Junio comienza con dos bajas en el grupo de Joaquín. Al regreso de una misión en busca de provisiones, en la zona de Bellavista, caen en una emboscada y son abatidos por el ejército, Antonio Sánchez Díaz (Marcos) y el boliviano Casildo Condori Vargas (Víctor). El ELN emite un nuevo comunicado en el que aborda la presencia de extranjeros en sus filas. "Todo hombre que luche con las armas en la mano por la libertad de nuestra Patria merece, y recibe, el honroso título de boliviano, independientemente del lugar donde haya nacido. Así interpretamos el auténtico internacionalismo revolucionario". En la noche de San Juan (del 23 al 24 de junio) tropas del ejército penetran en las minas de Siglo XX y asaltan la sede del sindicato, la cual fue defendida por los trabajadores y sus familiares con viejos fusiles Máuser y dinamita. El saldo de la masacre asciende a 87 víctimas y entre los muertos figura el secretario general del sindicato, Rosendo García. El 26 de junio fue otro día negro para el Che. Se registra el combate de Rio Seco, cerca de la población de Florida, unas 42 millas al sudeste de Vallegrande, donde cae mortalmente herido Carlos Coello (Tuma), su inseparable compañero de los últimos años, cuya ausencia sentirá como la pérdida de un hijo. Al finalizar este mes indica como las tareas más urgentes: restablecer el contacto con La Paz; reaprovisionarse de equipo militar y médico; y lograr la incorporación de 50-100 hombres de la ciudad, aunque la cifra de los combatientes -acota el Che- se reduzca en la acción a unos 10-25. Aún con menos hombres (seis) la guerrilla ocupa el 6 de julio el pueblo de Samaipata, situado a unos 40 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz. Ricardo, Coco, Pachungo, Aniceto, Julio y el Chino tomaron el puesto militar al mando de un teniente, con una dotación de 10 soldados y un sargento. La exitosa acción, observada prácticamente por los 2 500 habitantes del pueblo, desencadenó la "Operación Cynthia", que el alto mando del ejército encargó a la IV División. Las tropas se despliegan por toda la zona de Ñacahuazú y el sur del Río Grande para realizar un contrataque de gran envergadura. En los días siguientes se producen varios encuentros armados entre fuerzas militares y el grupo de Joaquín. En uno de estos enfrentamientos muere el combatiente boliviano Serapio Aquino Tudela (Serapio), pero finalmente sus compañeros logran romper el cerco del ejército mediante un combate sostenido el 20 de julio. Mientras, el grupo del Che causó cuatro bajas al enemigo en una acción registrada el 27 de julio y tres días después se reanuda el fuego, pero esta vez la guerrilla sufre dos pérdidas: José María Martínez Tamayo (Ricardo) y Raúl Quispaya Choque (Raúl). Además, caen en manos del enemigo 11 mochilas con medicamentos, prismáticos y la grabadora donde se copiaban los mensajes enviados desde Cuba. Ante la difícil situación que atraviesa la guerrilla, el Che se reúne con los combatientes. Hace un análisis y señala que quién no se sienta capaz de sobrellevarla debe decirlo. "Es uno de los momentos en que hay que tomar decisiones grandes. Este tipo de lucha nos da la oportunidad de convertirnos en revolucionarios, el escalón más alto de la especie humana, pero también nos permite graduarnos de hombres, los que no puedan alcanzar ninguno de estos dos estadíos deben decirlo y dejar la lucha..." A principios de agosto, el ejército organiza otra operación de hostigamiento a la guerrilla en el norte y nordeste de Bolivia. El día 9 chocan militares y el grupo de Joaquín en las serranías de Iñao, donde muere Antonio Jiménez Tardío (Pedro), abrazado a la ametralladora calibre 30. En la segunda quincena de agosto la retaguardia se dirige a la zona del Río Grande, pero la marcha resulta muy dura por la escasez de alimentos y que la mayor parte de los hombres andan prácticamente descalzos. El grupo de Joaquín llega a la casa de Honorato Rojas, quien se ofrece como guía mientras secretamente envía a uno de sus hijos para delatar al ejército la presencia de los insurgentes. El 31 de agosto sobreviene el desenlace en el vado de Puerto Mauricio. El capitán Mario Vargas Salinas y la tropa bajo su mando se han emboscado en el lugar y abren fuego cuando todos los guerrilleros se hallaban en el cruce del río. Israel Reyes Zayas (Braulio) es el único que logra causarle una baja al enemigo, antes de ser abatido. Juan Vitalio Acuña Núñez (Joaquín) fue ultimado a balazos cuando ya herido consigue regresar a la orilla. También caen Tamara Bunke (Tania), Gustavo Machín (Alejandro), Moisés Guevara (Moisés), Apolinar Aquino Quispe (Polo), Walter Arancibia (Walter) y Freddy Maymura (Ernesto). Otro combatiente, el peruano Restituto José Cabrera Flores (Médico o Negro), resulta herido y tres días después fue asesinado a culatazos en el caserío de Palmarito. El Che, aunque todavía no tiene información de la masacre, calificó a agosto como "el mes más malo que hemos tenido en lo que va de guerra". La falta de agua y medicamentos agravan la situación. En lo personal, está sufriendo el acoso del asma que despierta la incertidumbre en algunos combatientes. "Estamos en un momento de baja de nuestra moral y de nuestra leyenda revolucionaria", escribe en el recuento mensual. Sin embargo, en estos meses críticos adquiere mayor significación la personalidad del líder revolucionario. Uno de los combatientes, el boliviano Inti Peredo, escribió al respecto: "Allí surgió una vez más con toda su grandeza, el espíritu del Che, su carácter de jefe íntegro, indiscutido, seguro en el mando, claro en sus concepciones, rápido en sus decisiones, tajante para liquidar cualquier síntoma de descomposición y decidido para llegar hasta el final en la defensa de sus ideales". En los primeros días de septiembre las radioemisoras nacionales y extranjeras difunden las noticias sobre los sucesos de Vado del Yeso. El presidente René Barrientos ordena gratificar al traidor Honorato Rojas y anuncia una recompensa de 50 millones de pesos bolivianos (unos 4,200 dólares) por la captura del Che, vivo o muerto. Derrota, con esta palabra comienza el jefe guerrillero sus anotaciones del 26 de septiembre. El grupo llegó ese día al pueblito de Picacho, el punto más alto de su recorrido, a 2,280 metros sobre el nivel del mar. Luego pasó por La Higuera y la vanguardia partió rumbo a Jagüey, pero casi inmediatamente cayó en una emboscada. En la Quebrada del Batán murieron Roberto Peredo Leigue (Coco), Mario Gutiérrez Ardaya (Julio) y Manuel Hernández Osorio (Miguel). Tres magníficos luchadores de un valor humano imponderable, como escribió el Che en su Diario. "Nuestras bajas han sido muy grandes esta vez; la pérdida más sensible es la de Coco, pero Miguel y Julio eran magníficos luchadores y el valor humano de los tres es imponderable." A fines de septiembre, altas fuentes del ejército boliviano citadas por la emisora chilena Radio Balmaceda aseguran que el comandante Guevara está acorralado en un cañón selvático. Otras versiones revelaron que había 3,000 soldados en la zona donde se preparaba el golpe decisivo. El 7 de octubre se cumplieron 11 meses de la llegada del Che al primer campamento. Este día, el grupo se halla a una legua de La Higuera y dos de Pucará, según le informa una vieja que pastoreaba sus chivas por aquellos parajes. Cuando llega la noche, se lee en el Diario, "salimos los 17 con una luna muy pequeña y la marcha fue muy fatigosa y dejando mucho rastro por el cañón donde estábamos, que no tiene casas cerca, pero sí sembradíos de papa regados con acequias del mismo arroyo. A las 2 paramos a descansar, pues ya era inútil seguir avanzando. El Chino se convierte en una verdadera carga cuando hay que caminar de noche". El Che y los demás guerrilleros libran un combate en la Quebrada del Yuro, que tiene unos 1500 metros de largo, por unos 60 de ancho y de 2 a 3 en la zona por donde corre el arroyo. A la una y treinta de la tarde, comienza el combate. La firme resistencia de los guerrilleros detiene inicialmente el avance de los soldados bolivianos. De los 17 hombres que integran la columna, hay tres con recientes heridas de bala, otro con un pie fracturado y seis más con enfermedades de distintos tipos, entre ellos el Che que padece repetidas crisis de asma. Sin embargo, esos 17 hombres combatieron incansablemente desde las horas del mediodía hasta el anochecer, en las adversas condiciones naturales de la Quebrada del Yuro y contra un enemigo que en número los aventajaban en una proporción mayor de cien a uno. En este prolongado y desigual combate murieron Orlando Pantoja Tamayo (Antonio), René Martínez Tamayo (Arturo) y el boliviano Aniceto Reinaga Gordillo (Aniceto). Alberto Fernández Montes de Oca ( Pachungo) fue gravemente herido y falleció por falta de atención médica al trasladarlo los militares bolivianos hasta La Higuera. El Che es finalmente capturado cuando estaba herido en una pierna, su carabina había sido inutilizada y se le habían agotado las balas de su pistola. Ayudado por el guerrillero Willy Cuba subía una loma cuando fue sorprendido por los soldados. También fueron apresados el peruano Juan Pablo Chang-Navarro (El Chino) y el boliviano Simeón Cuba (Willy). Ambos fueron ultimados el día 9 en la escuela de La Higuera. En la introducción al Diario del Che, editado por primera vez en 1968, el Comandante en Jefe Fidel Castro narró los sucesos posteriores al apresamiento de Che sin armas para combatir. "Estas increíbles circunstancias explican que lo hubieran podido capturar vivo. Las heridas de las piernas le impedían caminar sin ayuda, pero no eran mortales. "Trasladado al pueblo de Higueras permaneció con vida alrededor de 24 horas. Se negó a discutir una sola palabra con sus captores, y un oficial embriagado que intentó vejarlo recibió una bofetada en pleno rostro. "Reunidos en La Paz, Barrientos, Ovando y otros altos jefes militares, tomaron fríamente la decisión de asesinarlo. Son conocidos los detalles de la forma en que procedieron a cumplir el alevoso acuerdo en la escuela del pueblo de Higueras. El mayor Miguel Ayoroa y el coronel Andrés Selich, rangers entrenados por los yanquis, instruyeron al suboficial Mario Terán para que procediera al asesinato. Cuando éste, completamente embriagado, penetró en el recinto, Che --que había escuchado los disparos con que acababan de ultimar a un guerrillero boliviano y a otro peruano-- viendo que el verdugo vacilaba le dijo con entereza: "¡Dispare! ¡No tenga miedo!" Este se retiró y de nuevo fue necesario que los superiores Ayoroa y Selich le repitieran la orden, que procedió a cumplir, disparándole de la cintura hacia abajo una ráfaga de metralleta. Ya había sido dada la versión de que el Che había muerto varias horas después del combate y por eso los ejecutores tenían instrucciones de no disparar sobre el pecho ni la cabe a, para no producir heridas fulminantes. Esto prolongó cruelmente la agonía del Che, hasta que un sargento --también ebrio-- con un disparo de pistola en el costado izquierdo lo remató. Tal proceder contrasta brutalmente con el respeto del Che, sin una sola excepción, hacia la vida de los numerosos oficiales y soldados del ejército boliviano que hizo prisioneros. "Las horas finales de su existencia en poder de sus despreciables enemigos tienen que haber sido muy amargas para él; pero ningún hombre mejor preparado que el Che para enfrentarse a semejante prueba."



PRIMER COMUNICADO AL PUEBLO BOLIVIANO:

Al Pueblo Boliviano Comunicado n° 1

Frente a la mentira reaccionaria, la verdad revolucionaria


El grupo de gorilas usurpadores, tras asesinar a obreros y preparar el terreno para la entrega total de nuestras riquezas al imperialismo norteamericano, se burló del pueblo en una farsa comicial. Cuando llega la hora de la verdad y el pueblo se alza en armas, respondiendo a la usurpación armada con la lucha armada, pretende seguir su torneo de mentiras. En la madrugada del 23/3, fuerzas de la 4ª división, con acantonamiento en Camiri, en número aproximado de 35 hombres al mando del mayor Hernán Plata Ríos se internaron en territorio guerrillero por el cauce del río Ñacaguaso. El grupo íntegro cayó en una emboscada tendida por nuestras fuerzas. Como resultado de la acción, quedaron en nuestro poder 25 armas de todo tipo, incluyendo 3 morteros de 60 mm. con su dotación de obuses, abundante parque y equipo. Las bajas enemigas fueron: 7 muertos, entre ellos un teniente, y 14 prisioneros, 5 de los cuales resultaron heridos en el choque, siendo atendidos por nuestro servicio sanitario con la mayor eficiencia que permiten nuestros medios. Todos los prisioneros fueron puestos en libertad previa explicación de los ideales de nuestro movimiento. La lista de bajas enemigas es la siguiente: Muertos: Pedro Romero, Rubén Amenazaga, Juan Alvarado, Cecilio Márquez, Amador Almasán, Santiago Gallardo y el delator y guía del Ejército, apellidado Vargas. Prisioneros: Mayor Hernán Plata Ríos, cap. Eugenio Silva, soldados Edgar Torrico Panoso, Lido Machicado Toledo, Gabriel Durán Escobar, Armando Martínez Sánchez, Felipe Bravo Siles, Juan Ramón Martínez, Leoncio Espinosa Posada, Miguel Rivero, Eleuterio Sánchez, Adalberto Martínez, Eduardo Rivera y Guido Terceros. Los cinco últimamente nombrados resultaron heridos. Al hacer pública la primera acción de guerra establecemos lo que será norma de nuestro Ejército: la verdad revolucionaria. Nuestros hechos demostraron la justeza de nuestras palabras. Lamentamos la sangre inocente derramada por los soldados caídos, pero con morteros y ametralladoras no se hacen pacíficos viaductos como afirman los fantoches de uniformes galonados, pretendiendo crearnos la leyenda de vulgares asesinos. Tampoco hubo ni habrá un solo campesino que pueda quejarse de nuestro trato y de la forma de obtener abastecimiento salvo los que, traicionando su clase, se presten a servir de guías o delatores. Están abiertas las hostilidades. En comunicados futuros fijaremos nítidamente nuestra posición revolucionaria, hoy hacemos un llamado a obreros, campesinos, intelectuales; a todos los que sientan que ha llegado la hora de responder a la violencia con la violencia y de rescatar un país vendido en tajadas a los monopolios yanquis y elevar el nivel de vida de nuestro pueblo, cada día más hambreado.

Ejército de Liberación Nacional de Bolivia


SEGUNDO COMUNICADO AL PUEBLO BOLIVIANO: Al Pueblo Boliviano Comunicado n° 2
Frente a la mentira reaccionaria, la verdad revolucionaria

El día 10/4/67 en horas de la mañana cayó en una emboscada la patrulla enemiga conducida por el Teniente Luis Saavedra Arombal e integrada en su mayoría por soldados del CITE. En el encuentro murió el citado oficial y los soldados Angel Flores y Zenón Prada Mendieta y resultó herido el guía Ignacio Husarima del regimiento Boquerón, hecho prisionero junto con otros 5 soldados y un suboficial. 4 soldados lograron escapar, llevando la noticia a la base de la compañía del Mayor Sánchez Castro, el que, reforzado con 60 hombres de una unidad vecina, avanzó en auxilio de sus compañeros, siendo sorprendido por otra emboscada que costó la vida al Tte. Hugo Ayala, al suboficial Raúl Camejo y a los soldados José Vijabriel, Marcelo Maldonado, Jaime Sanabria y dos más no identificados por nosotros. En esta acción fueron heridos los soldados Armando Quiroga, Alberto Carvajal, Fredy Alove, Justo Cervantes y Bernabé Mandejara, aprisionados junto con el Comandante de la Compañía, Mayor Rubén Sánchez Castro y 16 soldados más. Siguiendo una norma del E.L.N., curamos los heridos, con nuestros escasos medios y pusimos en libertad a todos los prisioneros, previa explicación de los objetivos de nuestra lucha revolucionaria. Las pérdidas del ejército enemigo se resumen así: 10 muertos, entre ellos dos tenientes, y 30 prisioneros, incluyendo al Mayor Sánchez Castro, de los cuales 6 resultaron heridos. El botín de guerra es proporcional a las bajas enemigas e incluye un mortero de 60 mm., fusiles ametralladoras, fusiles y carabinas M-1, y subametralladoras. Todas las armas con su munición. En nuestro campo debemos lamentar una baja, disparidad de pérdidas comprensible si se tiene en cuenta que en todos los combates hemos elegido el momento y lugar de desencadenarlo y que los jerarcas del Ejército boliviano están enviando soldados bisoños, casi niños, al matadero, mientras ellos inventan partes en La Paz y luego se dan golpes de pecho en funerales demagógicos, ocultando el que son los verdaderos culpables de que la sangre corra en Bolivia. Ahora se quitan la máscara y comienzan a llamar «asesores» norteamericanos; así se inició la guerra de Viet Nam que desangra a ese pueblo heroico y pone en peligro la paz del mundo. No sabemos cuántos «asesores» enviarán contra nosotros (sabremos hacerles frente), pero alertamos al pueblo sobre los peligros de esa acción iniciada por los militares entreguistas. Hacemos un llamado a los jóvenes reclutas para que sigan las siguientes instrucciones: al iniciarse el combate tiren el arma a un lado y llévense las manos a la cabeza permaneciendo quietos en el punto donde el fuego los sorprendiera; nunca avancen al frente de la columna en marchas de aproximación a zonas de combate; obliguen a los oficiales que los incitan a combatir a que ocupen esta posición de extremo peligro. Contra la vanguardia tiraremos siempre a matar. Por mucho que nos duela ver correr la sangre de inocentes reclutas, es una imperiosa necesidad de la guerra.

Ejército de Liberación Nacional de Bolivia


TERCER COMUNICADO AL PUEBLO BOLIVIANO:Al Pueblo Boliviano Comunicado n° 3

Frente a la mentira reaccionaria, la verdad revolucionaria

El día 8 de mayo, en la zona guerrillera de Ñacaguasu, fueron emboscadas tropas de una compañía mixta al mando del subteniente Henry Laredo. En la acción resultaron muertos el citado oficial y los alumnos de la escuela de clases Román Arroyo Flores y Luis Peláez y prisioneros los siguientes soldados: José Camacho Rojas, Reg. Bolívar; Néstor Cuentas, Reg. Bolívar; Waldo Veizaga, Esc. de clases; Hugo Soto Lora, Esc. de clases; Max Torres León, Esc. de clases; Roger Rojas Toledo, Reg. Braun; Javier Mayan Corella, Reg. Braun; Néstor Sánchez Cuellar, Reg. Braun. Los dos últimos, heridos al no responder al alto cuando se los interceptó en una operación previa. Como siempre, se los dejó en libertad tras explicarles los alcances y fines de nuestra lucha. Se capturaron 7 carabinas M-1 y 4 fusiles mauser. Nuestras fuerzas salieron indemnes. Son frecuentes los comunicados del ejército represivo en que anuncian muertes guerrilleras; mezclando cierta verdad sobre sus bajas reconocidas con fantasía sobre las nuestras y, desesperado en su impotencia, recurriendo a mentiras o ensañándose con periodistas que, por sus características ideológicas, son adversarios naturales del régimen, imputándoles todos los males que sufre. Dejamos expresa constancia de que el E.L.N. de Bolivia es el único responsable de la lucha armada en que encabeza a su pueblo y que no podrá acabar sino con la victoria definitiva, oportunidad en que sabremos cobrar todos los crímenes que se cometan en el curso de la guerra, independientemente de las medidas de represalia que el mando de nuestro Ejército juzgue oportuno tomar ante cualquier vandalismo de las fuerzas represivas.

Ejército de Liberación Nacional de Bolivia

CUARTO COMUNICADO AL PUEBLO BOLIVIANO:Al Pueblo Boliviano Comunicado n° 4

Frente a la mentira reaccionaria, la verdad revolucionaria

En recientes partes el Ejército ha reconocido algunas de sus bajas, sufridas en choques de avanzadas, adjudicándonos, como es su costumbre, una buena cantidad de muertos que nunca exhibe. Aunque nos faltan informes de algunas patrullas, podemos asegurar que nuestras bajas son muy reducidas y que no sufrimos ninguna en las recientes acciones reconocidas por el Ejército. Inti Peredo, efectivamente, es miembro de la Jefatura de nuestro Ejército, donde ocupa el cargo de Comisario Político y bajo su mando estuvieron recientes acciones. Goza de buena salud y no ha sido tocado por las balas enemigas; el infundio de su muerte es el ejemplo palpable de las mentiras absurdas que riega el Ejército en su impotencia para luchar contra nuestras fuerzas. En cuanto a los anuncios sobre la presencia de supuestos combatientes de otros países americanos, por razones de secreto militar y de nuestro lema, el de la verdad revolucionaria, no daremos cifras, aclarando solamente que cualquier ciudadano que acepte nuestro programa mínimo, conducente a la liberación de Bolivia, es aceptado en las filas revolucionarias con iguales derechos y deberes que los combatientes bolivianos, los que constituyen, naturalmente, la inmensa mayoría de nuestro movimiento. Todo hombre que luche con las armas en la mano por la libertad de nuestra Patria merece, y recibe, el honroso título de boliviano, independientemente del lugar donde haya nacido. Así interpretamos el auténtico internacionalismo revolucionario.

Ejército de Liberación Nacional de Bolivia


QUIENTO COMUNICADO A LOS MINEROS BOLIVIANOS A los mineros de Bolivia Comunicado n° 5

Compañeros: Una vez más corre la sangre proletaria en nuestras minas. En una explotación varias veces secular, se ha alternado la succión de la sangre esclava del minero con su derramamiento, cuando tanta injusticia produce el estallido de protesta; esa repetición cíclica no ha variado en el curso de centenares de años. En los últimos tiempos se rompió transitoriamente el ritmo y los obreros insurrectos fueron el factor fundamental del triunfo del 9 de abril. Ese acontecimiento trajo la esperanza de que se abría un nuevo horizonte y de que, por fin, los obreros serían dueños de su propio destino, pero la mecánica del mundo imperialista enseñó, a los que quisieron ver, que en materia de revolución social no hay soluciones a medias; o se toma todo el poder o se pierden todos los avances logrados con tanto sacrificio y con tanta sangre. A las milicias armadas del proletariado minero, único factor de fuerza en la primera hora, se fueron agregando milicias de otros sectores de la clase obrera, de desclasados y de campesinos, cuyos integrantes no supieron ver la comunidad esencial de intereses y entraron en conflicto, manejados por la demagogia antipopular y, por fin, reapareció el ejército profesional, con piel de cordero y garras de lobo. Y ese Ejército, pequeño y preterido al principio, se transformó en el brazo armado contra el proletariado y en el cómplice más seguro del imperialismo; por eso, le dieron el visto bueno al golpe de Estado castrense. Ahora estamos recuperándonos de una derrota provocada por la repetición de errores tácticos de la clase obrera y preparando al país, pacientemente, para una revolución profunda que transforme de raíz el sistema. No se debe insistir en tácticas falsas; heroicas, sí, pero estériles, que sumen en un baño de sangre al proletariado y ralean sus filas, privándonos de sus más combativos elementos. En largos meses de lucha, las guerrillas han convulsionado al país, le han producido gran cantidad de bajas al Ejército y lo han desmoralizado, sin sufrir, casi, pérdidas; en una confrontación de pocas horas, ese mismo Ejército queda dueño del campo y se pavonea sobre los cadáveres proletarios. De victoria a derrota va la diferencia entre la táctica justa y la errónea. Compañero minero: no prestes nuevamente oídos a los falsos apóstoles de la lucha de masas, que interpretan ésta como un avance compacto y frontal del pueblo contra las armas opresoras. ¡Aprendamos de la realidad! Contra las ametralladoras no valen los pechos heroicos; contra las modernas armas de demolición, no valen las barricadas, por bien construidas que estén. La lucha de masas de los países subdesarrollados, con gran base campesina y extensos territorios, debe desarrollarla una pequeña vanguardia móvil, la guerrilla, asentada en el seno del pueblo; que irá adquiriendo fuerza a costillas del ejército enemigo y catalizará el fervor revolucionario de las masas hasta crear la situación revolucionaria en la que el poder estatal se derrumbará de un solo golpe, bien asestado y en el momento oportuno. Entiéndase bien; no llamamos a la inactividad total, sino recomendamos no comprometer fuerzas en acciones que no garanticen el éxito, pero la presión de las masas trabajadoras debe ejercerse continuamente contra el gobierno pues ésta es una lucha de clases, sin frentes limitados. Dondequiera que esté, un proletario, tiene la obligación de luchar en la medida de sus fuerzas contra el enemigo común. Compañero minero: las guerrillas del E.L.N. te esperan con los brazos abiertos y te invitan a unirte a los trabajadores del subsuelo que están luchando a nuestro lado. Aquí reconstruiremos la alianza obrero campesina que fue rota por la demagogia antipopular, aquí convertiremos la derrota en triunfo y el llanto de las viudas proletarias en un himno de victoria. Te esperamos. Ejército de Liberación Nacional de Bolivia

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